Buhoneros de Maracay denuncian mal estado de mercados municipales

 Marianela Ágreda Armas 

Una olla de presión que en cualquier momento va a estallar. Así lo definieron varios comerciantes informales a quienes la Alcaldía de Girardot adjudicó mil 200 locales comerciales en seis mercados en Maracay. La situación se agrava porque al menos los mercados Bolívar con Ayacucho y 1ro de Mayo, no están en óptimas condiciones como fueron ofrecidos. 

Los espacios no cuentan con desagüe y con las lluvias de los últimos días es más el agua que deben sacar del lugar que las horas laborables. En el establecimiento Ayacucho con Bolívar, unos cinco pasillos quedaron sin techo. Esto aumenta el descontento de los comerciantes quienes aseguran que una vez desalojados del centro de Maracay, son obligados a abrir sus locales, con pena de perderlos. 

“No hay ventas, el mercado aún no se ha inaugurado, están en plenos trabajos de reparación y el polvillo enferma”, dijo Claudia España, una de las adjudicadas. Condenó que el alcalde Pedro Bastidas ofreció una ayuda social para reparaciones o modificaciones de locales antes de ser obligados a ocupar los 420 locales que conforman el mercado. La ayuda nunca llegó.  “El alcalde nos engañó y nos metió aquí a pasar calamidades”. 

Otros de los ofrecimientos del alcalde fue la guardería en los mercados. Al menos en ese espacio no comienza a funcionar. Sostuvo que en más de tres semanas no han podido laborar. “No puedo estar conforme con los bolsillos vacíos, sin comida, medicamentos”. Agregó que el centro de Maracay “se ve más bonito sin buhoneros”, pero ese sector representativo sufre penurias cuando ahora viene el gasto de los útiles escolares, “Amor con hambre no dura y si los cambios no son buenos me resisto. Esto es un atropello”. 

Igual circunstancia denunció Mildred Arévalo, adjudicada en el mercado 1ro de Mayo. Aseguró que no puede abrir su local porque no cuenta con recursos para acondicionar. En ese mercado reiteró que hay filtraciones y tampoco hay desagüe. El área es un pozo que ningún cliente visita. La promesa de reparar las condiciones no se concretan. Aun así debe abrir el local porque por resolución municipal, puede perderlo. “Vamos para cuatro semanas sin trabajar, soy madre soltera, tres hijos, esto es desesperante”.