Traducción por Ivana Cardinale
Con el mundo preocupado sobre la credibilidad financiera de EE.UU. y el pobre pronóstico para la economía, ahora no es el momento para los republicanos pavonearse sobre la deuda pública. El techo de la deuda necesitaba ser incrementada tranquilamente. En cambio, los republicanos comenzaron un incendio y entonces le echaron gasolina, creando un infierno que podría quemar la red de seguridad social de EE.UU. o la solvencia crediticia del Tesoro de EE.UU. y el rol del dólar estadounidense como moneda de reserva o lo que queda de la separación de los poderes.
Consecuentemente, los mercados finacieros mundiales, mercados de divisas, mercados de productos básicos, bancos centrales y dinero del mercado de fondos mutuos y los fondos de bonos, están con el alma en vilo.
Este nivel de irresponsabilidad es rara vez visto, incluso de los políticos estadounidenses.
Los republicanos han creado una crisis totalmente innecesaria y la convirtieron en un teatro político convincente. ¿Entrará en mora EE.UU.? ¿Los derechos serán cortados? ¿Obama confiscará el poder de los fondos del Congreso para salvar al dólar y la solvencia crediticia de EE.UU.? Ninguna de estas preguntas necesitaban surgir.
Mientras que los mediosde comunicación del mundo se fijan en la crisis orquestada del techo de la deuda, el gobierno estadounidense continúa bombardeando a civiles en Afganistán, Iraq, Libia, Yemen y Somalia, y continúa con preparaciones para hacer lo mismo en Siria e Irán.
Las violaciones a las soberanías de otros países, las desnudas agresiones que constituyen crímenes de guerra, el asesinato de no combatientes y la horrible moral y gasto económico causado por la maximización de las ganancias del complejo militar y de seguridad, no son de alguna forma una crisis.
Estos son solo rutinas, algo normal, eventos diarios necesarios. Nada que notar o molestarse por eso. La desfocalización de puestos de trabajo, el PIB, la base impositiva y la demanda de consumo que ha erosionado la economía estadounidense y la base impositiva del gobierno, de este modo elevando el déficit, no es de alguna manera una crisis. Estos son sólo los imperativos de la globalización y la maximización de rutina de los beneficios de los accionistas y los bonos de gestión del desempeño.
Estados Unidos se ha convertido en una colección ridícula de tontos que ninguna crisis real puede ser reconocida. En cambio, el país está anonadado por una falsa crisis.
La orquestada falsa crisis puede fácilmente convertirse en una verdadera. Si los programas de apoyo a los ingresos son cortados, también será la demanda del consumidor, y la economía de EE.UU. se reducirá aún más, ampliando el déficit presupuestario y la deuda nacional.
Si los republicanos obligan al país a entrar en mora, el dólar sufrirá. Por lo menos, los precios de importación se elevarán y el déficit comercial también. En el peor de los casos, el dólar perderá su rol de moneda de reserva, y EE.UU. no será más capaz de pagar la cuenta de petróleo en su propia moneda. Con su balanza de pagos en números rojos, no tiene moneda extranjera con qué comprar petróleo. Si Obama ha de confiscar el poder de los fondos para evitar que una nueva crisis financiera aterrice encima de la actual crisis financiera, la democracia se llevará otro gran golpe.
Los estadounidenses necesitan desesperadamente preguntarse por qué colocan en un cargo político a personas absolutamente irresponsables e incompetentes capaces de crear una total e innecesaria crisis cargada con potenciales resultados desastrosos. Parecería que la población estadounidense es demasiado indiferente para utilizar el voto con algún cuidado.
Pocos se extrañan de que el presidente Obama se está convirtiendo en un César.
Con el mundo preocupado sobre la credibilidad financiera de EE.UU. y el pobre pronóstico para la economía, ahora no es el momento para los republicanos pavonearse sobre la deuda pública. El techo de la deuda necesitaba ser incrementada tranquilamente. En cambio, los republicanos comenzaron un incendio y entonces le echaron gasolina, creando un infierno que podría quemar la red de seguridad social de EE.UU. o la solvencia crediticia del Tesoro de EE.UU. y el rol del dólar estadounidense como moneda de reserva o lo que queda de la separación de los poderes.
Consecuentemente, los mercados finacieros mundiales, mercados de divisas, mercados de productos básicos, bancos centrales y dinero del mercado de fondos mutuos y los fondos de bonos, están con el alma en vilo.
Este nivel de irresponsabilidad es rara vez visto, incluso de los políticos estadounidenses.
Los republicanos han creado una crisis totalmente innecesaria y la convirtieron en un teatro político convincente. ¿Entrará en mora EE.UU.? ¿Los derechos serán cortados? ¿Obama confiscará el poder de los fondos del Congreso para salvar al dólar y la solvencia crediticia de EE.UU.? Ninguna de estas preguntas necesitaban surgir.
Mientras que los mediosde comunicación del mundo se fijan en la crisis orquestada del techo de la deuda, el gobierno estadounidense continúa bombardeando a civiles en Afganistán, Iraq, Libia, Yemen y Somalia, y continúa con preparaciones para hacer lo mismo en Siria e Irán.
Las violaciones a las soberanías de otros países, las desnudas agresiones que constituyen crímenes de guerra, el asesinato de no combatientes y la horrible moral y gasto económico causado por la maximización de las ganancias del complejo militar y de seguridad, no son de alguna forma una crisis.
Estos son solo rutinas, algo normal, eventos diarios necesarios. Nada que notar o molestarse por eso. La desfocalización de puestos de trabajo, el PIB, la base impositiva y la demanda de consumo que ha erosionado la economía estadounidense y la base impositiva del gobierno, de este modo elevando el déficit, no es de alguna manera una crisis. Estos son sólo los imperativos de la globalización y la maximización de rutina de los beneficios de los accionistas y los bonos de gestión del desempeño.
Estados Unidos se ha convertido en una colección ridícula de tontos que ninguna crisis real puede ser reconocida. En cambio, el país está anonadado por una falsa crisis.
La orquestada falsa crisis puede fácilmente convertirse en una verdadera. Si los programas de apoyo a los ingresos son cortados, también será la demanda del consumidor, y la economía de EE.UU. se reducirá aún más, ampliando el déficit presupuestario y la deuda nacional.
Si los republicanos obligan al país a entrar en mora, el dólar sufrirá. Por lo menos, los precios de importación se elevarán y el déficit comercial también. En el peor de los casos, el dólar perderá su rol de moneda de reserva, y EE.UU. no será más capaz de pagar la cuenta de petróleo en su propia moneda. Con su balanza de pagos en números rojos, no tiene moneda extranjera con qué comprar petróleo. Si Obama ha de confiscar el poder de los fondos para evitar que una nueva crisis financiera aterrice encima de la actual crisis financiera, la democracia se llevará otro gran golpe.
Los estadounidenses necesitan desesperadamente preguntarse por qué colocan en un cargo político a personas absolutamente irresponsables e incompetentes capaces de crear una total e innecesaria crisis cargada con potenciales resultados desastrosos. Parecería que la población estadounidense es demasiado indiferente para utilizar el voto con algún cuidado.
Pocos se extrañan de que el presidente Obama se está convirtiendo en un César.
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