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sábado, 19 de noviembre de 2011

Antisemitismo de izquierdas

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                                      Antisemitismo de izquierdas
JPG - 167.5 KBJPG - 63.6 KBVarias discusiones fueron disparadoras de la publicación de este artículo que tenía hace tiempo guardado. ¿La izquierda puede ser antisemita? ¿Es un fenomeno solamente de las derechas?
El texto apunta algunas reflexiones, basadas en escritos de Bobbio, para entender algunas conductas de la intelectualidad de izquierda.

Buena Prensa, Buen Mundo!


Algunas reflexiones sobre la izquierda autoritaria

Cuando los extremos se tocan, la extrema izquierda toma de la ultraderecha sus más deplorables taras. El antisemitismo es sólo una de ellas.

Con su habitual claridad, el filósofo y politólogo italiano, Norberto Bobbio, ha definido y replanteado las diferencias entre izquierda y derecha de cara al siglo XXI. En un breve libro titulado Derecha e Izquierda, aparecido por vez primera en italiano en 1995 y editado posteriormente en español, Bobbio establece los criterios para distinguir entre una política de izquierdas y una de derechas, sin ocultar su inclinación por la primera. La diferencia fundamental entre ambas se deriva, según Bobbio, de la actitud que cada una de las partes muestra, de manera sistemática, frente a la idea de igualdad. Aquellos que se declaran de izquierdas, a juicio de Bobbio, dan mayor importancia en su iniciativa política a lo que convierte a los hombres en iguales, o a las formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad. Al contrario, los que se declaran de derechas, están convencidos de que las desigualdades son un dato no eliminable y que, al fin y al cabo, ni siquiera es pertinente desear su eliminación.
Bobbio, sin embargo, nos advierte sobre la existencia de otra díada, la de extremismo versus moderación, que pertenece a un universo político distinto que el de derecha/izquierda. Esta díada esta referida no al concepto de igualdad sino al de libertad. Así, puede decirse que existen tanto en la izquierda como en la derecha movimientos y doctrinas libertarios y autoritarios porque el criterio de la libertad sirve para distinguir el universo político no tanto respecto a los fines como respecto a los medios, o al método empleado para conseguir los fines. Bobbio extrae de la conjunción de libertad e igualdad un espectro político de cuatro categorías:

1- En la extrema izquierda se encuentran los movimientos a la vez igualitarios y autoritarios;
2- En el centro-izquierda, doctrinas y movimientos a la vez igualitarios y libertarios, a los que hoy podríamos aplicar la expresión "socialismo liberal," incluyendo en ella a todos los partidos socialdemócratas;
3- En el centro-derecha, doctrinas y movimientos a la vez libertarios y no igualitarios, que se afirman y se detienen en la igualdad frente a la ley;
4- En la extrema derecha , doctrinas y movimientos antiliberales y anti-igualitarios, entre los cuales resaltan los ejemplos históricos del nazismo y el fascismo.

La mediocridad democrática
Una de las tesis centrales de Bobbio, y sobre la cual quiero detenerme ahora, radica en el hecho de que los extremos se tocan. Aun con programas políticos distintos, una izquierda autoritaria y una derecha radical pueden llegar a converger en ciertos principios como el ser anti-democráticos y el ser catastrofistas. Tanto extremistas de izquierda como de derecha sospechan de la democracia incluso desde el punto de vista de las virtudes que alimenta. Tanto para unos como para otros, democracia es sinónimo de mediocracia, entendida ésta no sólo como el dominio de la clase media sino también como el dominio de los mediocres. Así, el tema de la mediocridad democrática es típicamente fascista, pero encuentra también su ambiente natural en el radicalismo revolucionario. Ambos extremos comparten también la suposición de que el cambio esperado debe suceder en un lapso reducido de tiempo y a través de una transformación radical que sacuda totalmente los cimientos de la antigua sociedad.
No es casual, por tanto, que ciertos autores, pensadores e ideólogos lleguen a ser estudiados y admirados con la misma devoción tanto en la izquierda autoritaria como en la derecha radical. Bobbio nos recuerda que Carl Schmitt, quien durante un cierto tiempo fue no sólo el inspirador, sino también el guía político del estado nazi, ha sido, por lo menos en Italia, redescubierto y rehabilitado, sobre todo, por ciertos sectores de izquierda. Otro ejemplo es el de Georges Sorel, autor de las Reflexiones sobre la violencia, que tuvo políticamente la función de inspirador de los movimientos de izquierda: de él nació la corriente del sindicalismo revolucionario italiano. Sorel se convirtió en los últimos años, simultáneamente, en admirador de Lenin y de Mussolini, y muchos de sus colegas italianos confluyeron en el fascismo.
Las corrientes antidemocráticas que fluyen en la extrema izquierda la han conducido a identificarse y a mostrar solidaridad con proyectos totalitarios, algunas veces de "izquierdas" pero otras veces no, que se han desarrollado en diferentes puntos del planeta. Así sucedió con Stalin y Pol Pot (Nota BP: agregaría también a la Irán Islamica). Vemos recientemente como José Saramago, el Nobel portugués, que se ha autodenominado "un comunista hormonal", ha hecho malabarismos antes de condenar violaciones a derechos humanos efectuadas por el gobierno de Fidel Castro. De igual forma, unos días después de los atentados del 11 de septiembre, un conocido periodista mexicano reconocido por su personal militancia en la izquierda, citó alegremente a un cantante chileno que comentó "una de las torres que vaya a la salud de Chile." Sería éste uno de los numerosos casos en los que las acciones de Al Qaeda fueron vistas con satisfacción, comprensión y hasta simpatía por parte de la extrema izquierda a pesar de -o quizás debido a- sus reivindicaciones de carácter totalitario.

El nexo antisemita
Estas corrientes anti-democráticas contenidas en la extrema izquierda y en la ultra-derecha, facilitan la erupción y legitimación de tendencias antisemitas en su propio seno. Los extremos vuelven a tocarse y hasta a fusionarse. Profundamente anti-democrática, la ultraderecha hace extensiva a la izquierda autoritaria su tendencia judeófoba. No debe sorprendernos encontrar los argumentos antisemitas favoritos de la derecha en manos de intelectuales y políticos identificados con la tradicional extrema izquierda. A este respecto varios ejemplos recientes resultan especialmente contundentes.
Alan Dershowitz muestra en su reciente libro The Case For Israel, cómo dos hombres representantes de polos opuestos de la realidad política norteamericana, pueden llegar a converger en su actitud frente al Holocausto y las corrientes negacionistas. Se trata del ultraconservador Patrick Buchanan y el destacado lingüista y representante de la izquierda radical, Noam Chomsky. Buchanan es un típico antisemita de derechas. Ha manifestado serias dudas acerca de si los judíos fueron realmente gaseados en Treblinka. Un artículo en el New Republic señala que "una gran parte del material en el que Buchanan basa sus artículos proviene de bandas pro-nazis y antisemitas". Más extraño resulta el caso de Noam Chomsky, quien siendo judío, prologó uno de los libros de Robert Faurisson. Este profesor de literatura francesa en la universidad de Lyon definió al Holocausto como un engaño. El Holocausto, según Faurisson, nunca existió, y eran los judíos los que cargaban con la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Faurisson fue suspendido de la universidad de Lyon por un semestre y Chomsky se adhirió a la protesta por su suspensión. Chomsky, cuyas posiciones antisionistas son ampliamente conocidas, defendió a Faurisson arguyendo el derecho a la libre expresión y alegando, también, sus méritos académicos. Después de firmar una petición, escribió un ensayo que fue usado como prólogo del siguiente libro de Faurisson, en el que nuevamente se hace referencia al engaño del Holocausto.
Más conocidas entre el público de habla hispana han sido las más o menos recientes expresiones antisemitas de José Saramago, gurú intelectual de ciertas corrientes de la izquierda autoritaria. Tras su visita a Ramallah en 2002, y su comparación de esta ciudad palestina con Auschwitz, Saramago ha concedido numerosas entrevistas y escrito artículos en los que ha sostenido que: "estamos hablando de un pueblo que vive preso de un imaginario enfermizo que le hace sentirse elegido;" que "los judíos arañan sin cesar su herida para que no deje de sangrar, para hacerla incurable, y la muestran al mundo como una bandera". En el mismo tono, ha adjudicado un carácter conspirativo al pueblo de Israel que "cuenta con el aparato propagandístico sionista internacional," término que no suena muy distante del de la "conspiración judía mundial" o "el judío internacional". Un "aparato propagandístico sionista internacional" seguramente estará manejado desde las sombras por un pueblo capaz de dirigir perversamente, a placer, los destinos del mundo. José Saramago, el "comunista hormonal", ¿estará enterado de que la junta militar argentina torturó personas bajo la acusación de ser sionistas, como en el célebre caso de Jacobo Timerman?
Asombrosamente, o quizás no tanto, el partido Izquierda Unida (partido de izquierdas parlamentario de España), se negó a asistir a la conmemoración del Holocausto, por sentirse "solidaria con la causa palestina y con los millones de muertos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial." Como bien señaló la escritora y periodista española Pilar Rahola, "con esto Izquierda Unida ha demostrado que hay víctimas que no le conmueven."
La izquierda autoritaria, al igual que la ultraderecha, tiene serias dificultades para transar, para moderar los tonos cuando es necesario alcanzar un fin, para llegar a pactos con el adversario. Las dificultades de la izquierda autoritaria para moderar posiciones quedan bien ilustradas por el propio Saramago al afirmar que "si la izquierda se va al centro, en nombre de una política supuestamente necesaria en un momento determinado argumentando que los caminos no marchan hacia la radicalización -siempre hay una excusa para eso-, entonces la izquierda se va al centro, y a partir de ese momento se desmembra, pierde identidad." A muchos intelectuales -que normalmente tienen mayor tendencia al totalitarismo que la gente común- les gustan las realidades sin matices, son puristas. Por ello un intelectual de izquierdas como lo es el palestino naturalizado norteamericano, Edward Said, le dio la bienvenida a Biniamin Netanyahu cuando venció a Shimón Peres en las elecciones de 1996 con las siguientes palabras: "Es preferible un crudo y brutal Netaniahu, a un simulador pero también crudo y brutal... Peres."
Con amigos así…
Es cierto entonces que ha habido y existe hoy día una izquierda antisemita, tal y como existe la ultraderecha antisemita. El antisemitismo aparece con mucha mayor contundencia en las ideologías autoritarias de ambos extremos del mapa político. Recientemente ha habido un extraño acercamiento entre representantes de la derecha cristiana americana y algunos políticos de la derecha israelí. Los primeros ven en el retorno del pueblo judío a su tierra la realización de un designio divino, mesiánico y por lo tanto bregan para que Israel no se retire de territorios ocupados. Los segundos han encontrado un aliado táctico en esta variante de fundamentalismo cristiano. Se trata, sin duda alguna, de una alianza peligrosa. Este tipo de alianza puede revertirse y este fundamentalismo cristiano pro-israelí puede transformarse en antisemitismo una vez que se compruebe que el retorno del pueblo judío a su tierra no conduce a que los judíos acepten a Jesús Cristo y se conviertan al cristianismo.
Hay que desconfiar, así, de las derechas e izquierdas autoritarias aun y cuando aparezcan como posibles aliadas coyunturales. La lucha por la igualdad característica de la izquierda puede, volviendo a Bobbio, encausarse a través de medios democráticos y también violentos y autoritarios. En está segunda variante, la prudencia, la tolerancia, la paciente búsqueda de la mediación, se ven devaluadas, restringidas, lo que facilita las cosas para el florecimiento de ideologías totalitarias.

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