La estrategia de agresión contra Venezuela no se detiene
Jesús Moreno
Sólo los ilusos pueden pensar que la estrategia de agresión contra Venezuela se ha detenido en estos catorce años de Revolución Bolivariana. Tampoco ha sucedido con más de cincuenta años de la Revolución Cubana, ni ocurrió durante los setenta años de la soviética.
Lo que sucede es que el imperio sabe muy bien trabajar a largo plazo sin descuidar en ningún momento cuando puede dar un zarpazo mortal, a cualquier gobierno, movimiento, que se resista a su dominación. Sabe también quemar etapas y métodos, pero su objetivo continúa inmodificable.
Ése es el caso de Venezuela. Ensayó golpe de Estado, golpe petrolero, guarimbas, y hasta el 14 de abril de este año ha ensayado con la posibilidad electoral. Es posible que llegue al 8 de diciembre a las elecciones municipales para calibrar mejor sus potenciales fuerzas internas a su servicio. No tiene interés en las elecciones municipales, pero sí en evaluar sus fuerzas internas para dar nuevos pasos en su estrategia por derrocar al Gobierno de la Revolución Bolivariana, terminar con la integración latinoamericana y El Caribe.
Estados Unidos y Capriles Radonski no reconocen el gobierno de Nicolás Maduro, seguirán con su gran ofensiva mediática acusándole de ser fruto de un fraude, de unas elecciones robadas, y todo lo que conocemos.
Ante el fallecimiento del Comandante Supremo, Hugo Chávez, consideran que ha llegado el momento de ampliar la estrategia y atacar al gobierno del presidente Maduro, en todos los frentes: económico, mediático, abastecimiento y prepararse para las acciones militares porque piensan que es débil, carente de fuerza y abandonado por el pueblo. Eso creen.
Esa visión nos explica, en primer lugar, la continua peregrinación por el mundo del señor Capriles descalificando al gobierno, a fin de preparar la opinión internacional. El recibimiento por parte del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, no podía faltar. Colombia es pieza clave en el ajedrez geopolítico en el cual se está jugando el destino de Venezuela y la unidad latinoamericana.
En segundo lugar, explica también la compra de los 18 aviones de guerra denunciada por el periodista José Vicente Rangel, que se estacionarán en bases militares del vecino país. No es posible ninguna acción militar moderna sin tener el apoyo de la fuerza aérea. El enemigo de la Revolución Bolivariana y del gobierno de Venezuela, es posible que no tenga problemas en contar con una fuerza terrestre, entrenada, coordinada y armada en la frontera, que a su vez cuenta ya con una penetración muy importante en el territorio nacional. Nadie puede pensar que de los cinco millones de colombianos establecidos en el país, es decir, un poco más de 17 por ciento de la población total de Venezuela, los estrategas del imperio y sus agentes en Colombia y Venezuela, no hayan introducido en el territorio nacional un buen número de paramilitares, ya sean colombianos y de otras nacionalidades. El presidente Maduro acaba de denunciar la localización de dos grupos de estos sujetos. Uno en el Táchira y otro en el estado Portuguesa. Nada sabemos de los que están en Caracas, Zulia, Lara y hasta en los estados del oriente del país. Todo bien armado por los estrategas de la CIA, Mossad, el Pentágono, Uribe.
De manera que a los venezolanos sensatos, aunque queramos y deseemos la paz, hermandad entre los dos pueblos, no nos basta con estar alertas, sino que las circunstancias reales y la experiencia mundial, nos llama a estar bien preparados. Los acontecimientos de Libia, Irak, Siria, Yemen, Líbano, no han pasado en vano, a pesar nuestro.
Lo que sucede es que el imperio sabe muy bien trabajar a largo plazo sin descuidar en ningún momento cuando puede dar un zarpazo mortal, a cualquier gobierno, movimiento, que se resista a su dominación. Sabe también quemar etapas y métodos, pero su objetivo continúa inmodificable.
Ése es el caso de Venezuela. Ensayó golpe de Estado, golpe petrolero, guarimbas, y hasta el 14 de abril de este año ha ensayado con la posibilidad electoral. Es posible que llegue al 8 de diciembre a las elecciones municipales para calibrar mejor sus potenciales fuerzas internas a su servicio. No tiene interés en las elecciones municipales, pero sí en evaluar sus fuerzas internas para dar nuevos pasos en su estrategia por derrocar al Gobierno de la Revolución Bolivariana, terminar con la integración latinoamericana y El Caribe.
Estados Unidos y Capriles Radonski no reconocen el gobierno de Nicolás Maduro, seguirán con su gran ofensiva mediática acusándole de ser fruto de un fraude, de unas elecciones robadas, y todo lo que conocemos.
Ante el fallecimiento del Comandante Supremo, Hugo Chávez, consideran que ha llegado el momento de ampliar la estrategia y atacar al gobierno del presidente Maduro, en todos los frentes: económico, mediático, abastecimiento y prepararse para las acciones militares porque piensan que es débil, carente de fuerza y abandonado por el pueblo. Eso creen.
Esa visión nos explica, en primer lugar, la continua peregrinación por el mundo del señor Capriles descalificando al gobierno, a fin de preparar la opinión internacional. El recibimiento por parte del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, no podía faltar. Colombia es pieza clave en el ajedrez geopolítico en el cual se está jugando el destino de Venezuela y la unidad latinoamericana.
En segundo lugar, explica también la compra de los 18 aviones de guerra denunciada por el periodista José Vicente Rangel, que se estacionarán en bases militares del vecino país. No es posible ninguna acción militar moderna sin tener el apoyo de la fuerza aérea. El enemigo de la Revolución Bolivariana y del gobierno de Venezuela, es posible que no tenga problemas en contar con una fuerza terrestre, entrenada, coordinada y armada en la frontera, que a su vez cuenta ya con una penetración muy importante en el territorio nacional. Nadie puede pensar que de los cinco millones de colombianos establecidos en el país, es decir, un poco más de 17 por ciento de la población total de Venezuela, los estrategas del imperio y sus agentes en Colombia y Venezuela, no hayan introducido en el territorio nacional un buen número de paramilitares, ya sean colombianos y de otras nacionalidades. El presidente Maduro acaba de denunciar la localización de dos grupos de estos sujetos. Uno en el Táchira y otro en el estado Portuguesa. Nada sabemos de los que están en Caracas, Zulia, Lara y hasta en los estados del oriente del país. Todo bien armado por los estrategas de la CIA, Mossad, el Pentágono, Uribe.
De manera que a los venezolanos sensatos, aunque queramos y deseemos la paz, hermandad entre los dos pueblos, no nos basta con estar alertas, sino que las circunstancias reales y la experiencia mundial, nos llama a estar bien preparados. Los acontecimientos de Libia, Irak, Siria, Yemen, Líbano, no han pasado en vano, a pesar nuestro.
