lucha Antiimperialista
La lucha por la consolidación de la Democracia Bolivariana
es inseparable de la lucha antiimperialista y por la construcción del
socialismo. Ninguna de estas luchas puede librarse independientemente de las
otras. Son aspectos de un solo combate. En esta etapa la lucha antiimperialista
debe concentrarse en avanzar en la construcción de un bloque de países
socialistas; en levantar el socialismo como alternativa integral frente la
decadencia del capitalismo; en propugnar la construcción de un mundo pluripolar;
en unir los sectores, organizaciones, movimientos sociales y los partidos
antiimperialistas; en promover y fortalecer diversas iniciativas para la
construcción de una nueva arquitectura de alianzas internacionales tales como la ALBA , la Comunidad de países
nuestro americanos y caribeños, UNASUR, PETROSUR, MERCOSUR, ASA, entre otros,
que permitan aislar y debilitar al imperialismo como enemigo principal.
La construcción de esta nueva arquitectura debe acompañarse de
la formación de una conciencia política, prácticas y valores socialistas para
la defensa de la Patria
y los pueblos hermanos, dándole un contenido emancipatorio a los procesos
políticos nacionales, regionales y globales, por lo que es necesario trabajar
intensamente en la construcción, unificación y consolidación de movimientos
sociales, políticas, culturales, económicas y tecnológicas liberadoras, que
trabajen por garantizar el control comunal, popular, nacional, con sentido
revolucionario de todas las riquezas, especialmente las energéticas, hídricas,
la biodiversidad de nuestros países, así como promover la independencia científica y tecnológica en todas las
esferas.
De igual manera es necesario promover la soberanía cultural
mediante el rescate de la memoria histórica colectiva, integrando el carácter
pluricultural y multiétnico de la nación y lo comunicacional y cultural con los
pueblos hermanos. En tal sentido hay que desarrollar redes y servicios de
Tecnologías de Información y Comunicación que sirvan de soporte para adelantar
programas de unidad e integración complementaria de culturas, valores,
economías, sistemas tecnológicos y financieros de Nuestra América, que
propugnen la unidad, el fortalecimiento de nuestros pueblos y gobiernos, en los
ámbitos nacional, binacional, multilateral, regional, continental y global, de
manera que permitan enfrentar como un solo pueblo y una sola fuerza al
imperialismo. Desde esta perspectiva, convocar la Quinta Internacional
es un objetivo de gran importancia que permitiría
articular, coordinar y unir esfuerzos en la lucha contra el imperialismo, en un
contexto internacional que abra perspectivas a las luchas revolucionarias de
los pueblos del mundo.
En particular en nuestra América, encabezados por la Revolución Bolivariana ,
se ha logrado un importante reagrupamiento de fuerzas, una de cuyas expresiones
es la ALBA ,
bloque que, con sus diversos matices internos, apunta a la consolidación de la
unidad y la integración como premisa de la construcción del socialismo,
desafiando abiertamente la hegemonía de EE.UU. En poco más de una década la
región se deslizó drásticamente desde gobiernos serviles y entregados al
imperialismo a través del neoliberalismo del Consenso de Washington, hasta
gobiernos de orientación progresista y socialista que han derrotado dicho
Consenso, confrontado radicalmente el neoliberalismo y sepultado el ALCA. La
conciencia sobre la necesidad histórica de la unidad, la integración y la
solidaridad, así como la necesidad de una economía complementaria, ha
despertado en la región un proceso que reivindica el pensamiento de los héroes
y heroínas que forjaron nuestras identidades como naciones, a 200 años del
inicio de los procesos emancipadores en el continente, y plantea culminar la
obra de la independencia truncada por el dominio imperialista.
El imperialismo capitalista está afectado por una grave crisis
sistémica. Su legitimidad política está erosionada y el paradigma neoliberal
está seriamente cuestionado, pero esto no significa su derrumbe inmediato.
EE.UU. mantiene una intrincada red de relaciones
bajo su control, ejerce el dominio militar y tecnológico
global y la utilización del dólar como moneda de compensación y de pagos del
sistema económico internacional, otorgándole grandes ventajas que hace que la
pérdida de su hegemonía sea un proceso mucho más complejo de lo que algunos
piensan. En otras palabras, la crisis por sí misma no va a destruir el
imperialismo, se requiere de un contendor político capaz de disputarle la
hegemonía y es donde la Revolución Bolivariana juega un papel
fundamental.
En términos concretos, en la región vivimos una contraofensiva
imperialista: golpe de estado en Honduras, expansión de las bases militares en
Colombia, guerra mediática global contra Venezuela, medidas que anuncian la
profundización de la lucha de clases en la región. Para que la crisis del
capitalismo tenga una salida revolucionaria se requiere levantar una
alternativa integral al sistema capitalista: una salida revolucionaria y
socialista.
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