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miércoles, 17 de agosto de 2011

Nelson Constant // Las armas también están en las escuelas

Las armas constituyen uno de los principales factores de riesgo generadores de la inseguridad ciudadana porque con ellas se incrementa directamente  la violencia y lo letal de los conflictos resueltos de manera violenta, o por medios no pacíficos. Si reconocemos la presencia y existencia de armas, especialmente de fuego, en los diferentes sectores de la sociedad venezolana, -no es un fenómeno exclusivo de los sectores populares, entiéndase barrios-; así como que en la mayoría de los acontecimientos violentos y situaciones de inseguridad ciudadana que se viven en el país está la presencia de armas, entonces evidentemente se hace necesario e imperioso el desarme en Venezuela.

Ocuparse, no preocuparse
Las armas legales o ilegales que poseen los ciudadanos y las ciudadanas están creando violencia, no sólo en los barrios y las urbanizaciones, sino también en las instituciones educativas, tanto públicas como privadas. Aunque en el país existen pocos estudios sobre el fenómeno de la violencia en las escuelas, el acoso escolar y la presencia de armas en las instituciones educativas, en 2009 la Fundación Centro Gumilla realizó una investigación en escuelas de Fe y Alegría, la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) y del sector público, ubicadas en las parroquias de Petare y Catia, según la cual la situación no es solo para preocuparse, sino para ocuparse.

Armas en las escuelas
La investigación reseñada revela que las armas que más llevan los y las estudiantes a las instituciones educativas son, en primer lugar, cuchillos (70%) y, en segundo lugar, pistolas (40%). El estudio del Centro Gumilla plantea y desnuda la realidad existente en los planteles educativos, sean de Caracas o del interior del país, sean de primaria, bachillerato o de educación superior: 48% de los y las estudiantes llevan armas a las instituciones educativas para defenderse del acoso de otros compañeros u otras compañeras, o para intimidar a otros y otras estudiantes, lo cual se convierte en un factor de riesgo que potencia la violencia y el acoso escolar.

Actualmente, organizaciones no gubernamentales como la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, CECODAP, la Fundación Centro Gumilla, AVEC, entre otras, hacen esfuerzos por visibilizar el problema. Dichas organizaciones, desde sus espacios y áreas de influencia, promueven jornadas formativas, conversatorios, coloquios e investigaciones sobre temas como la violencia y el acoso escolar, el buen trato infantil, la disciplina voluntaria y las armas en las escuelas.

El contexto del hogar
Las escuelas son cajas de resonancia del contexto en el cual están ubicadas. “En la escuela se reproduce la violencia que vive el país, pero en menor escala”, afirma Oscar Misle, director de CECODAP; en consecuencia, si existen armas en las casas de los y las estudiantes, existirán armas en las escuelas o colegios. Ya se hace común que los y las docentes escuchen expresiones como “si me raspa la materia, le pego un tiro”,  “si no le das el cupo a mi nieto te mando a pegar un tiro” (Revista Dominical, del diario Últimas Noticias, edición del 12/06/2011).

¿Cómo hacemos para sacar las armas de las instituciones educativas?
Debemos proporcionar a los y las docentes las herramientas, las estrategias y los mecanismos para afrontar desde las escuelas la violencia, en general, y el problema de la portación de armas, en particular.
En un artículo anterior señalé que la Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme (CONAPREDE) debe apoyar su labor con jornadas pedagógicas en las instituciones educativas, ahora agrego dos nuevas sugerencias:
1. Evaluar la experiencia del programa “El Policía Escolar”, implementado por la Alcaldía del Municipio Libertador, con la finalidad de corregir las desviaciones que puedan existir y ubicar, en todas las instituciones educativas del país, a funcionarios o funcionarias policiales con competencias  para desarrollar labores pedagógicas y de investigación.
2.  Propiciar la conformación de equipos multidisciplinarios, compuestos por docentes, psicólogos y especialistas en áreas de la conducta, resolución pacífica de conflictos, uso del tiempo libre, deporte, recreación, seguridad ciudadana y en inteligencia policial, para que elaboren una propuesta de acompañamiento a las escuelas que consista, entre otras cosas, en hacer presencia verdaderamente activa en ellas y acompañar a los y las docentes con la finalidad, no sólo de desarmar a los y las estudiantes, sino también a los ciudadanos y las ciudadanas que habitan en las zonas de influencia de la escuela. Así la CONAPREDE estaría contribuyendo a construir una sociedad menos violenta, atacando dos frentes del problema, el educativo y el preventivo.

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