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jueves, 24 de marzo de 2011

Historia

Hay que aprovechar la oportunidad que nos brinda este nuevo año para renovar los esfuerzos encaminados a construir un mundo, para que la paz y la no violencia sean una realidad para todos los seres humanos.


No puede haber paz mientras… millones de personas pasan hambre, mueren por no tener agua potable, o miles de niños formen parte de los ejércitos...

No puede haber paz mientras… El maltrato familiar, el poco acceso a la justicia, la educación sin equidad, la poca calidad en los servicios públicos, el tráfico de drogas y personas, la destrucción ambiental y la ausencia de tolerancia, en su sentido más amplio, sean formas de violencia que conviven con nosotros día a día y logrando un asiento en una sociedad preocupada más en símbolos vacíos de vida como la moda sin sentido, la figura sin razón y la imagen pública antes que en la realización personal y social.

No puede haber paz mientras… las guerras sean una forma de "resolver" conflictos que generalmente causan más sufrimientos y daños que los que pretenden evitar. Además es mucho mejor trabajar para eliminar los conflictos que para producir armas.

En tal sentido, la Organización de Naciones Unidas (O.N.U.) y todas las instancias internacionales que articulan a las naciones debe mediar en la resolución de los conflictos y aportar a la construcción de la paz efectiva. También los mandatarios y actores políticos, económicos y sociales de las naciones deberían trabajar para resolver sus conflictos a través del diálogo y no a través de las armas; es más, lo ideal sería ilegalizar las armas de destrucción masiva, reducir (hasta eliminarlo) el comercio de armas y acabar con la industria militar.

¿Cómo podemos construir un mundo de paz?

Para construir la paz debemos conocer las raíces de la violencia y trabajar en su transformación. Una herramienta que podemos utilizar es la educación.

Una educación que se convierta en un aprendizaje permanente de los valores de la paz positiva. Una educación que nos permita entender los conflictos y transformarlos en situaciones beneficiosas para la vida. Una educación que nos enseñe a distinguir y comprender la violencia, a no ser violentos y a no justificar la violencia bajo ninguna circunstancia. Una educación que nos enseñe a convivir en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la ciudad, en el país, en el mundo. Una educación, no como asignatura definida, sino como práctica permanente de vida.

La educación debe fomentar la cultura de paz, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la comprensión entre los pueblos, los grupos y entre las personas.

Ahora bien, para que haya paz es imprescindible cambiar las condiciones de vida en el mundo: respeto a los derechos humanos y reparto más justo de las riquezas. La inversión en justicia, desarrollo, seguridad social, ecología, etc., aporta más seguridad al mundo que la inversión militar.

En este sentido, la existencia de la voluntad política es imprescindible para crear las condiciones de una paz duradera.

El pueblo afirma que la justicia es el fundamento de la paz; sin embargo, vemos que millones de personas alrededor del globo y en nuestro país han sido privadas de la justicia y por esa razón viven en un estado de pobreza, que con frecuencia se puede caracterizar mejor como miseria. Es más, el pueblo ha experimentado directamente que la pobreza es una forma de violencia institucionalizada.

Es por ello desde la Red de Apoyo para la Justicia y la Paz desde hace 25 años, hemos tomado una opción preferencial por los pobres y excluídos y hemos decidido acompañar a las víctimas y familiares de víctimas de abuso militar en su búsqueda de justicia.

Trabajamos para construir una sociedad donde la persona sea el sujeto central del desarrollo, siendo capaz de reconocer, exigir y promover los derechos humanos, la paz y la tolerancia para todas y todos en el marco de una democracia plena y participativa.

Sin embargo, no podemos luchar solos y solas. “La causa de la paz necesita hoy mas que nunca de un movimiento popular mundial a favor de la paz para luchar contra siglos de una cultura de fuerza e imposición”, declaraba en el año 2000, Federico Mayor, entonces Director General de la UNESCO.

Es por eso que todas y todos estamos llamados a construir un mundo de paz, de paz en acción, donde la aplicación cotidiana de los derechos humanos, sea la meta de cada día… Construir un mundo de Paz sí es posible.

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