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jueves, 24 de marzo de 2011

las palabras y la gente


La palabra como poder

“Andrés si habla bonito”, “¡María qué bien se expresa!” contar de manera escrita o hablada es una forma de construir el mundo, el que existe o el que queremos. Enunciar las cosas, nombrarlas es una forma de poder; y apropiarse de la palabra, aprender a contarse a uno mismo y a los demás es una forma de asumir poder. Pero para quien ha sufrido la muerte injustificada de un familiar asumir la palabra, apoderarse de ella, descubrirse como escritores o narradores es sin duda importante, refuerza la autoestima, resulta liberador y reparador. También el espacio del taller ha servido para la reconstrucción de las historias de vida de cada uno de los y las participantes.



Estos hombres y mujeres, familiares de víctimas de abuso policial o militar, provenientes de los sectores más desprotegidos, se enfrentan diariamente a las estigmatizaciones y prejuicios que se desprenden de la condición de pobreza y marginalidad. Son los excluidos del sistema de administración de justicia, son las víctimas de la “criminalización de la pobreza”.



Cada uno de los talleres literarios ha girado en torno a un tema, lo que ha permitido, además del aprendizaje para la escritura, la reflexión en torno a esos temas que son cercanos a los familiares de la Red de Apoyo: la pobreza, la feminidad, la paz, la guerra, la estigmatización.



Los talleres también han sido un espacio para formular nuevas preguntas a un sistema social y político, un espacio para criticar la administración de justicia, un lugar para llorar la condición de ser pobres y excluidos y celebrar la condición de ciudadanía; porque darse cuenta de la exclusión, les da poder, les da posibilidades de discusión, les coloca en nuevas posibilidades de discernimiento y también les da nueva con ciencia sobre el porqué de lo sucedido.

Desde la perspectiva pedagógica, tanto los talleres literarios como los de narración oral, incentivan a la participación política, al ejercicio de la ciudadanía y al empoderamiento, que apunta hacia la transformación social desde los espacios de acción de cada familiar de víctima.



El poder de la palabra también les ha permitido a los y las familiares dar testimonios como apoyo en los procesos de formación de policías que lleva a cabo la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz. Estos testimonios han sido claves para que el funcionario o la funcionaria en formación de derechos humanos entienda cómo un mal procedimiento puede tener consecuencias en una persona, en su familia o en una comunidad.



Punto de partida

Escoja un texto de su preferencia. Puede ser un poema, un pequeño cuento

Léalo

Tome un papel y lápiz y a partir del texto leído

Inspírese

Escriba





¿PARA QUÉ ESCRIBIR?

Elsa Lourdes Díaz

Para mí escribir ha sido lo más maravilloso que he

conocido. Nadie lo detiene, puedes decir lo que

quieras, puedes llorar, cantar, reír, soñar. Lo que yo nunca

puedo hacer es olvidar.

Escribir es como el pan de cada día. Como un nuevo

amanecer, como el aire que respiro. Para mí escribir es

lo que me permite seguir viviendo. Para que la gente no

se olvide de nuestro dolor, el dolor de perder nuestros

hijos. Gracias a ese dolor hemos seguido adelante.

Escribir es traspasar las barreras de lo inexplicable y de

lo explicable. Escribir es llenar y desahogar mi corazón.

La escritura hace al ser humano integral y gran

interpretador de la historia.






GOLPES EN LA VIDA

Raquel Aristimuño

No hay dureza ni fortaleza que se resista ante los golpes

de la pobreza. La pobreza que camina tus calles, tu

pueblo, la pobreza que te quita el aliento y te golpea el

alma.

Si quiero ser pobre o quiero ser libre yo no lo sé, sólo sé

y entiendo que la pobreza me cambia el gesto, mas no

la mirada ni el camino que quiero caminar.







AUXILIO

Martha Rodríguez

Auxilio, me quieren matar.

Ya no puedo más, me quieren matar.

Los vecinos: ¡Callen ese borracho!

Los matones: Eso intentamos.

La víctima: Mejor me hago el muerto.

Los matones: Ya está mejor, nos vamos antes que llegue

la ley.

Al rato: la ley no llegó.

Los vecinos: Al fin podemos dormir.

La víctima: He logrado confundirlos. He sobrevivido a la

violencia urbana. Al silencio cómplice de la ciudad.

¡Soy un sobreviviente!

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