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martes, 7 de junio de 2011

Cuando la inseguridad es un tema de defensores de derechos humanos


Carlos F. Lusverti P.-
La aparición de los cuerpos de sin vida de Elías y Malena Reyes Salazar y Luisa Órnelas Soto (la esposa del primero) familiares de la activista de derechos humanos Josefina Reyes Salazar. Las víctimas habían sido secuestradas el pasado 07 de febrero de 2011, en Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos.  La misma Josefina Reyes fue asesinada en enero de 2010, producto de la misma violencia imperante en la zona, que ya había cobrado la vida de otros defensores de derechos humanos.
En contextos de violencia e inseguridad generalizada, resulta muy fácil para las autoridades diluir su responsabilidad bajo argumentos tales como la imposibilidad de controlar el crimen desbordado o peor aún atribuir el delito a que el discurso de derechos humanos les ata de manos para combatir adecuadamente el crimen; pero la realidad es que se trata de estrategias de impunidad, esta vez de delitos comunes, que asociadas a la incapacidad de las autoridades para prevenir y sancionar los delitos comunes pueden terminar por convertirse en violaciones de derechos humanos. En casos más extremos pueden incluso ocultar prácticas de corrupción de funcionarios que al ser denunciados apelan al abuso de poder configurando claramente un violación de derechos humanos. La OEA a través de su observatorio de interamericano de seguridad estima que entre enero y febrero de 2011 se han producido cerca 23814 homicidios en el continente.  Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) La tasa de homicidios cada 100.000 habitantes, alcanzó el 25.6/100.000 promedio en América Latina.
Frente a estas situaciones la tentación de combatir el crimen con políticas de “mano dura” o militarizar el problema de la inseguridad es muy alta; de allí que la acción de defensores de derechos humanos que reacciones contra estas prácticas de los gobiernos resultan urgentes.
Es igualmente fácil señalar que casos como el de Reyes son otro hecho más en una cadena de delitos comunes cometidos por la delincuencia común, en este caso: lucha entre bandas de narcotraficantes; sin embargo, ello revela la exigencia de seguridad de las personas como derecho humano y en consecuencia obligación del Estado, exigencia de seguridad que debe ser garantizada con estricto apego a los derechos humanos. En el caso particular de defensores de derechos humanos la protección y el cuidado al momento de realizar las investigaciones debe ser especialmente estricto por cuanto si una muerte que permanece impune es bastante grave, los es mucho más en el caso de defensores de derechos humanos pues ello envía un mensaje de impunidad mucho mayor. 
La Oficina de la Alta Comisionada indicó que la violencia contra los defensores de derechos humanos en Chihuahua se ha desbordado y alcanza al círculo más próximo de las personas que han decidido defender y promover las garantías fundamentales. Amnistía Internacional ha pedido al gobierno de México que tome medidas en conjunto con la familia de las víctimas para garantizar su protección.

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